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    Diseño Instruccional a Través del Design Thinking


    El Diseño Instruccional (DI) es un área del conocimiento que se encarga de desarrollar Experiencias de Aprendizaje Significativas (EAS). Normalmente, el DI utiliza la metodología ADDIE: Análisis. Diseño, Desarrollo, Implementación y Evaluación, para desarrollar estas experiencias.

    Como con cualquier metodología, quien la usa puede ejecutarla bien, más o menos o mal. También puede decidir utilizarla por partes, es decir tomar algún fragmento de ésta y aplicarla al problema que está enfrentando sin necesidad de recorrerla de 0 a 100.

    Cuando digo ejecutarla bien, no solo me refiero a seguir el orden correcto y pasar por cada paso del acrónimo. Me refiero a llevar a cabo cada fase con paciencia, dedicación, atención al detalle, reflexión, creatividad y pasión. Confiando en que el resultado será significativo.

    En los casi 10 años que llevo en el campo del Aprendizaje, he visto pocas Experiencias de Aprendizaje SIGNIFICATIVAS. La gran mayoría de lo que hay ahí afuera les falta la “S” y son solo Experiencias de Aprendizaje y muchas más que no califican ni para la “A”, y son solo eso, experiencias a secas. Lo anterior es debido a que las personas a cargo de desarrollarlas no saben o no logran ejecutar bien el ADDIE.


    He tenido la oportunidad de observar y experimentar cómo colegas de RH y otras áreas en mi empresa y otras empresas están completamente perdidos acerca de cómo funciona el DI. He visto muchos freelancers y consultorías de todo tipo en México y USA llevar a cabo sus intervenciones con la intención de diseñar EAS. Y ninguna está cerca de ejecutar excelentemente bien el ADDIE. 

    He experimentado como muchos de ellos lo único que hacen es buscar tener acceso a los contenidos de lo que entienden deberán convertir en curso, solicitar algunas entrevistas (a veces tristes encuestas) con aquellos que el cliente considera expertos y prácticamente con eso regresar a sus oficinas a generar PPTs –  tristemente para muchos de ellos un curso es hacer un PPT con algunos videítos “cool”. Con mucha frecuencia las soluciones que proponen son ideas recicladas, cosas que desde su punto de vista ya les han funcionado con otros clientes, en lugar de realmente buscar encontrar el problema de raíz y buscar una solución única para el problema único de sus clientes. También los he visto con la intención de plantarse como expertos en el tema para el que están diseñando y no como expertos en aprendizaje, porque pues desgraciadamente no lo son.

    Tuve la fortuna de trabajar 7 años para una consultoría que ejecuta excelentemente bien (y resaltando “con pasión”) el ADDIE y que es realmente experta en el Diseño Instruccional. Las experiencias que ahí se diseñaban calificaban definitivamente como EAS. Y no vayan a creer que me llevo alguna comisión ni mucho menos, pero honor a quien honor merece.

    Aquí les relato mis experiencias y lecciones: 

    El Análisis: una fase clave

    Hasta ahora no he visto a ninguna otra empresa que se empecine tanto en convencer a su cliente de que antes de empezar a desarrollar un curso, es necesario una fase Análisis de la situación: shadowing, observación de campo a profundidad, lectura profunda y abstracción, desafiar el contenido y hacer nuevas preguntas varias veces a las mismas personas, etc. Esto para comprender a cabalidad al usuario y corroborar sobre todo si el problema planteado era realmente la causa o un efecto. A mí me tocó subirme a trenes, manejar camiones, pasar semanas enteras con vendedores en sus rutas, atender cajas en tiendas, tomar clases de preparatoria y carrera, etc; a otros les tocaba subirse a barcos, hacer trabajos en alturas, entrar a hornos, poner gasolina, convertirse en bomberos, vender productos multinivel, andar en mercados populares, etc. Íbamos a donde fuera que requería el reto, con tal de entender cuáles eran las verdaderas habilidades, conocimientos y actitudes que había que desarrollar o remover en los participantes durante la EAS que desarrollaríamos. 

    Y solo entonces nos atrevíamos a enlistar los objetivos instruccionales a perseguir y continuar así con las siguientes fases del ADDIE.

    Esta parte, la del Análisis, nunca era fácil de vender: desafiar la concepción del cliente sobre cuál era el problema; identificar nuevos – reales -  expertos que no estaban mapeados como tales; exigir acceso y tiempo con los expertos, los clientes, los frustrados, los outliers; descartar contenido irrelevante; crear nuevo contenido que solo estaba en la mente de algunos. Todas estas acciones eran una constante batalla, era un constante trabajo de convencimiento con los clientes, quienes en la gran mayoría de las veces lo veían como una pérdida de tiempo y por ende como un gasto innecesario.

    El hecho de que los clientes no vieran el valor en ejecutar de manera excelente la etapa de Análisis era en parte culpa nuestra y otra digamos que del Diseño Instruccional en sí. Me explico. Nosotros no siempre éramos capaces de venderle al cliente el valor agregado que esta etapa daría al proyecto. Pero el downside más grande es que no importaba que tan bien hiciéramos el Análisis, nuestra propuesta de solución siempre terminaba siendo un “curso”, porque, coloquialmente, eso es lo que hace el Diseño Instruccional, cursos. Por más que supiéramos que desarrollaríamos una excelente EAS, sabíamos también que muy probablemente no resolveríamos el problema del cliente en su totalidad, ya que siempre eran problemas tan complejos que una EAS no era una solución total. Y entonces ahí estaba el quiebre, los clientes pensaban algo como esto: “si siempre terminan haciendo un “curso”, que es para lo que son buenos, ¿entonces para que tanto Análisis no?”. Triste pero cierto.

    El DI, si quiere sobrevivir tiene que evolucionar para cubrir esta falla en su estructura. Y su mejor apuesta es aprender o fusionarse con el Design Thinking (DT).

    Design Thinking: Cerrando la brecha del Diseño Instruccional

    El Design Thinking comparte muchos elementos con el Diseño Instruccional, pero ayuda a llenar ese hueco en éste último al tener como premisa que cuando nos enfrentamos a resolver un reto desconocemos la forma que tendrá la solución. Es una metodología (yo prefiero decir que es un mindset) que, entre otras cosas, te da permiso de explorar todos los caminos y pensar en todo tipo de soluciones. El resultado final al utilizar el DT puede verse como un artefacto físico, un software, un sistema, un proceso, un app, un espacio físico, y tal vez, si acaso es pertinente, como un curso.

    Cuando le ofreces a un cliente utilizar el DT como metodología para resolver algún reto, es esperado por ambas partes:

    • No saber cómo se va a ver la solución
    • Acercarse a profundidad con los usuarios (Empathy)
    • Desarrollar una solución pensada 100% en el usuario, aunque no sea la menos eficiente o salga más caro. (Empathy)
    • Tener paciencia para encontrar las razones o problemas verdaderos (Insights)
    • Confiar en el proceso
    • Esperar lo inesperado
    • Proponer ideas de todo tipo y sin restricciones (Ideation)
    • Desarrollar prototipos súper rough (Minimum Viable Product)
    • Probar esos prototipos con usuarios reales (Prototyping)
    • Iterar, varias, bastantes veces.
    • Lanzar un Live Prototype sin esperar a que esté perfecto
    • Iterar de nuevo

    Los puntos de arriba describen el paraíso de cualquier Diseñador Instruccional. Mientras que en el Design Thinking es business as usual, cada una de estas expectativas son una batalla para el Diseño Instruccional. Son un favor que el cliente nos hace.

    Pero en vez de lamentarnos y frustrarnos, necesitamos evolucionar nuestra área y fusionar nuestra metodología con el Design Thinking.

    Puedes empezar incorporando algunos de los elementos más poderosos y fáciles de implementar del DT en tu proceso de creación de EAS. Utiliza por ejemplo los “Persona Maps” y los “User/Customer Journey”.

    Busca proponer un Sprint de Diseño con todos los stakeholders en el mismo espacio físico.

    Atrévete a proponer distintas soluciones. Dejemos de vendernos como “hacedores de cursos” y vendámonos como “Diseñadores de Soluciones”. Leía hace poco en este artículo del Deloitte Press que hablaba del futuro del trabajo: “In a sense we have all become designers” refiriéndose a que no importa tu área de expertise, tienes que diseñar soluciones, así que más vale que nos convirtamos en los mejores en ello si queremos sobresalir. Será difícil al principio salirte de lo que conoces, pero de eso se trata de “fallar pronto, fallar barato y aprender”.

    Tal vez un poco más difícil pero increíblemente poderoso será incorporar a nuestros equipos de trabajo, ya sea directos o como outsource a Diseñadores de varios backgrounds, Antropólogos, Psicólogos del comportamiento, Desarrolladores, Coders, Data scientists, Neuroscientificos, Expertos en UX, Cineastas, etc.

    El Design Thinking comparte muchos elementos con el Diseño Instruccional, pero ayuda a llenar ese hueco en éste último al tener como premisa que cuando nos enfrentamos a resolver un reto desconocemos la forma que tendrá la solución. 

    Mi experiencia personal aplicando el DT

    Últimamente he tenido – hemos tenido en CEMEX University y en el área de P&D - la oportunidad de aplicar el DT de manera práctica para distintos proyectos, por ejemplo:

    • Diseñar de un workshop con el objetivo de mapear a cabalidad cómo son los usuarios (Says, Feels, Thinks, Does) de nuestra nueva plataforma para workforce management. Nos hemos enfocado en que fueran ellos mismos los que mapearán cuál sería una experiencia “Delightful and Seamless”, e informar con este input el diseño de la experiencia en dicha plataforma.
    • Organizar Sprints de diseño con expertos y stakeholders tanto para la creación de programas de aprendizaje como para una campaña de branding para nuestra universidad corporativa.
    • Generar un proceso de quick prototyping para pilotear, con un MVP, dos plataformas de aprendizaje con usuarios finales; y poder así tanto ajustar en MVP y tomar una mejor decisión respecto a con qué plataforma quedarnos.
    • Ubicar a distintos extreme users en la compañía.
    • Diseñar un taller para obtener user maps, insights e ideas para una iniciativa de Diversidad e Inclusión.

    En Daretolearn también hemos tratado de aplicar el DT:

    • Hemos buscado acercarnos a profundidad con nuestros usuarios a través de entrevistas profundas, a generar esa empatía para ver qué es lo que les gusta y les agrega valor.
    • Algunas de esas entrevistas las hemos grabado con la idea de lanzar un podcast; hemos hecho mínimas ediciones a éstas y las hemos lanzado para recibir feedback antes de dedicarle mucho tiempo.
    • Estamos por apoyar a una pequeña pero gran empresa llamada Astrolab a hacer un “Users Journey and Pains map”.

    Lo anterior por mencionar algunas formas de aplicar el DT combinado con el DI. Pero la verdad es que el DT, o más bien los principios que lo conforman, aplican casi para todo. Incluso en casa me veo tratando de buscar empatía con mi familia y buscando insights que me permitan generar soluciones a problemas cotidianos.



    Design Thinking no es la panacea, también tiene sus áreas de oportunidad. Pero de esto, hablamos luego.

    Mi invitación para ti, sea cual sea tu profesión, pero si eres un Diseñador Instruccional con mayor razón, es que no te pase como a mí, no dejes pasar más el tiempo, empieza a aprender de DT y a aplicarlo en tu trabajo diario.

    También leer: E-learning y Design Thinking

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    Diego Lainez
    Diego Lainez
    Learning Advisor en CEMEX Global. Diseñador de Experiencias de Aprendizaje y un Estratega de L&D.

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